Desarrollar un buen conocimiento del riego de las plantas es algo mucho mas difícil de lo que se cree. Unas necesitan abundante agua, mientras que otras se mueren si el agua es excesiva, unas requieren mojar sus hojitas y otras pueden vivir por semanas sin una sola gota. Entre ensayo y error, mientras descubro y desarrollo una relación con ellas en el proceso, he encontrado que la regla de oro es tocar la tierra para sentir su grado de humedad. Si bien lo ideal es que el sustrato siempre esté un poco húmedo, hay que tener mucho cuidado con no sobre cargarlo de agua. Es el consejo que siempre le escuchaba a mis abuelas y es, en definitiva, el mas acertado, pues nos permite conectarnos con la planta y sus necesidades y entender mejor, desde un lugar sensorial, sus ciclos. Un medidor de humedad, también puede ser una herramienta de gran ayuda para los jardineros que requieran mayor precisión.